Muchas veces nos aferramos a lo que pensamos que debería ser, a nuestras expectativas y sueños idealizados, sin darnos cuenta de que este apego nos impide ver y aceptar la realidad tal como es. Dejar ir lo que pensábamos que sería y aceptar lo que realmente es, es un acto de liberación emocional que nos permite vivir en el presente con mayor paz y claridad.
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