Buenos días,
Hoy escribo sobre lo que ha representado el encuentro de Trump-Vance con Zelenski en la Casa Blanca.
Se ha puesto de manifiesto que el gobierno de Estados Unidos actúa como un bully, es decir, como un abusón. Esto no es sólo una metáfora, sino que opera de manera bastante literal. Sólo hay que ver el encuentro de Trump y Vance con Zelenski en la Casa Blanca para reconocer todos los elementos propios de una humillación pública llevada a cabo por unos agresores engreídos. La comunicación verbal y no verbal expresaba la relación de dominio y maltrato que acompaña a la narrativa según la cual, en última instancia, la guerra fue culpa de la víctima. Exactamente de la misma forma que hace el juez reaccionario que con sus preguntas capciosas se regodea en el sufrimiento de la mujer violada, mostrando una complicidad sin límites con el agresor. Como si en el fondo estuviera diciendo “si llevabas esa falda, yo también hubiera tenido que actuar así”. De manera similar, Trump le está sugiriendo a Zelenski que siendo tan débil es natural que lo hayan invadido. Y, de hecho, eso es exactamente lo que expresa la propuesta de Trump de acogerse a la ayuda envenenada y saqueadora de Trump antes de seguir perdiendo más territorio y vidas. El agresor desaparece de la fotografía.
Trump se ve a sí mismo como artífice y líder de la paz, pues para él esta noción está reducida a la ausencia de conflicto militar. No importa que se cimente sobre relaciones de dominio, abuso, violencia y saqueo de recursos. La paz de Trump se inserta en un mundo schmittiano: donde sólo importa el juego del poder-contrapoder y la correlación de fuerzas en un mundo salvaje que está dividido entre amigos y enemigos. Te han invadido/violado, acéptalo ya, eran más fuertes que tú, estas cosas pasan, era tu culpa, tienes malas cartas.
Desgraciadamente hay una parte de la izquierda que comparte esta visión del mundo y de la política. A veces incluso nublada por la nostalgia y el folklore de la guerra fría, esta izquierda evalúa los hechos a la luz de un paquete de informaciones que parecieran haber sido escogidas por Trump o Putin. La clave es que, como hacen los agresores y los maltratadores, el foco lo ponen siempre sobre la víctima. Apenas parece importar que Rusia sea otra potencia imperialista o que el propio Putin haya negado el derecho a existir del pueblo ucranio –censurando explícitamente, de hecho, el legado de un Lenin que reconoció el derecho de autodeterminación de Ucrania–. Esta izquierda, por el contrario, tiene una inclinación a pensar que fue Ucrania la culpable de la guerra; que la mujer estaba provocando antes de ser violada. Que Ucrania tiene sectores radicales de derechas; que la mujer se acostaba con cualquiera. Del agresor, ni palabra.
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https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/ucrania-invadio-rusia_129_12095370.html
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